Boletín Nadbio

Espacio informativo oficial de la Fundación Nacional para el Desarrollo de la Biotecnología
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martes, 31 de marzo de 2009

INSEMINACIÓN ARTIFICIAL TECNOLOGIA REPRODUCTIVA

Las nuevas tecnologías a pesar de ser una herramienta de gran importancia para lograr altos niveles de eficacia en la producción lechera, son poco utilizadas por los productores venezolanos que se desenvuelven en esta área. Sería aventurado determinar las causas de dicha actitud, pero lo importante realmente radica en lograr generar cambios en aquellas personas que de una u otra manera tienen relación con el campo de la producción animal, sea esta leche o carne, bovino, ovino, caprino, porcino y todas las especies de interés.
Dentro de estas tecnologías está la Inseminación Artificial (IA), si bien es cierto no es una técnica nueva, forma parte de las tecnologías reproductivas que han utilizado por muchos años aquellos países donde se ha logrado alcanzar un considerable desarrollo en la producción agropecuaria, ya sea en leche o carne animal. En Venezuela se estima el uso de la IA en la ganadería lechera entre un 3 y 4 %, cifra que se presenta como una gran oportunidad de mejora para nuestros productores, más si tomamos en cuenta que tenemos un rebaño bovino (vacas) suficiente para cubrir nuestra necesidades de consumo lácteo, estimado según la Organización Mundial de la Salud en 120 Lts/Leche/Anual/Per cápita.
De las 3.5 millones de vacas aptas reproductivamente existentes en Venezuela, se tiene un porcentaje de preñez por el orden del 45% (1.575.000 vacas) y una producción anual por vaca de 1000 litros de leche que representa un promedio aproximado de 3.6 litros diarios por vaca, que serían un total de 1.575.000.000 de litros al año, representando esto un consumo de 60 litros per cápita al año, cantidad que no cubre los requerimientos mínimos.
Ahora veamos lo siguiente, según los datos obtenidos por la Fundación NADBIO a través de la ejecución del PIDEL, manteniendo las mismas 3.5 millones de vacas aptas, pero llevando los números de 45% de preñez a 53% (1.855.000 vacas) y el promedio de producción a 6.5 litros de leche diario por vaca que representa 1.750 litros de leche anual por vaca, se producirían 3.240.000.000 de litros de leche al año, para un consumo de 120 litros de leche anual per cápita, número que cubre los requerimientos exigidos por la Organización Mundial de la Salud. Este panorama es totalmente viable, y la práctica así lo dice según los resultados obtenidos por PIDEL en su trabajo diario en las Unidades de Producción, y la forma de lograrlo se traduce en algo muy sencillo, el MANEJO. Implementar un buen manejo de la finca es esencial para alcanzar esta meta necesaria, y dentro de este manejo conseguimos a la Inseminación Artificial.
Ahora bien, si a lo anterior, de subir el porcentaje de preñez de 45% a 53% y aumentar el promedio de producción de leche diario por vaca de 3.6 litros a 6.5 litros,


le sumamos la Inseminación Artificial, factor que incidiría en el mejoramiento genético de nuestro rebaño, se traduciría todo esto en un gran avance en lo que a producción lechera de refiere, pasando a ser una meta ambiciosa que a través de un manejo integral y bien dirigido puede hacerse realidad algún día en nuestra querida Venezuela.
La Fundación NADBIO por medio de la ejecución del PIDEL que transfiere tecnologías y aplica manejo integral en conjunto con los productores de leche del país, ha demostrado con resultados que SÍ es posible lograr dichos números, hemos llevado el porcentaje de preñez en los rebaños bovinos de nuestros productores a 64% aproximadamente y el promedio de producción diaria por vaca a 6.9 litros, y estamos desde hace tres años inseminando de manera gratuita las vacas de nuestros productores.
Actualmente nuestros técnicos de campo están todas las semanas inseminando vacas a los productores de PIDEL a lo largo de toda la geografía donde tenemos incidencia, los resultados de este trabajo se verán próximamente, cuando los primeros animales provenientes de inseminación pasen a su etapa productiva, sin duda alguna será bien alentador cuantificar esos números, más aun sí a esto agregamos que los productores atendidos por PIDEL han adqui



rido una nueva cultura en cuanto a producción de leche se refiere, han adoptado la visión integral de ser productores, donde el manejo es factor primordial del éxito y las tecnologías son parte indispensable de éste, llegándolas a valorar como tal y por consiguiente aplicarlas sin temores ni complejos. Esto ha hecho que la Fundación NADBIO y el PIDEL redoblen su esfuerzo diario, para contribuir con el desarrollo social y económico de Venezuela.






LA BIOSEGURIDAD EN PIDEL

El Programa Integral de Desarrollo Lechero (PIDEL) ejecutado por la Fundación NADBIO, tiene como normativa de trabajo para todos sus técnicos de campo, acatar reglas de bioseguridad para resguardar su integridad física y de salud, así como evitar problemas de contaminación a las Unidades de Producción que son atendidas diariamente.


Es del conocimiento de quienes trabajan en el área agropecuaria, que muchos de los agentes causantes de enfermedades que atacan a los animales y al ser humano, pueden ser transportados a través de los vehículos, conductores, equipos u otros animales que entren en las distintas Unidades de Producción, motivo que obliga a los propietarios de dichas fincas a tomar las medidas de seguridad necesarias para evitarlo, estando aquí el término de bioseguridad como la mejor alternativa.


Los médicos veterinarios, agrónomos y técnicos agropecuarios que laboran en PIDEL visitan Unidades de Producción todos los días para aplicar y transferir tecnologías que le permitan a estos productores ser más eficientes en sus labores, toda esta rutina de trabajo convierte a los técnicos de campo y sus vehículos en potenciales transporte de los agentes causantes de enfermedades a las distintas fincas que visitan, razón por la cual la Fundación NADBIO ha implementado normas de bioseguridad para ser llevadas a cabo por su personal técnico cada vez que visita una Unidad de Producción. Estas normas consisten en aplicar productos desinfectantes a los vehículos e indumentarias de trabajo de los técnicos de campo cada vez que entran y salen de una Unidad de Producción, garantizando de este modo no ser ellos los vectores de ciertas enfermedades.